viernes, 10 de agosto de 2007

EL DRAGÓN DE LAS SIETE CABEZAS

Había un matrimonio que tenía tres hijos. Eran labraores y vivían mu bien con su agricultura. Pasa el tiempo y cuando el mayor tuvo ya los veintiún años le dice el padre:
- Mira Miguel, tu vas a salir porque no tenemos capital pa daros tres carreras. Yo te voy a echar la bendición y vas a salir y te vas a buscar tú un oficio. Y ya tú vivirás de tu oficio.
Conque va, le echa la bendición, pilla el hatillo y sale anda que te anda, anda que andarás. Y a fuerza de días llega y se encuentra un hombre mu bien puesto. Y estaba observando,
- Dios guarde a usté.
- Adiós mancebo, ¿adónde vas?
- Pos mire usté, pos que voy buscando un oficio p’al día de mañana poder vivir. Soy ya mayor de edad...
- Pos mira, yo te puedo enseñar un oficio, que es mu lucrativo, mu bueno... el oficio de ladrón.
- ¡Hombre! ¿Yo ladrón? ¡Dios me libre! Yo... mis padres nos han criao mu bien, pero ladrones, de eso nada.
- No, no es ladrón pa vivir... es de ladrón fino pa poder robar a los ladrones.
- Bueno pos siendo así, sí.
Conque se fue con él, estuvieron por ahí dando vueltas, haciendo los trabajos que hacía el de ladrón y si él era fino pues el discípulo no le iba en zaga, lo aprovechó bien aprovechao. Cuando ya vio el ladrón que estaba en condiciones dice:
- Mira, vete a tu casa ya tranquilamente. Puedes vivir ya con lo que has aprendío, ya tienes un oficio.
Llega a la casa y le cuenta to la trapisonda suya al padre, le dice to lo que la pasao, cómo ha estao con el tío, lo que han hecho, los paripeles que hacían y ya se queó allí en la casa y si le encomendaban cualquier trabajillo pos lo hacía, siempre ya pos más mejor, en plan de negocio.
Pos pasa el tiempo y el del medio, que se llamaba Tomás, llega a la mayoría de edad y le dice el padre:
- Tomás te digo lo que a tu hermano. Una carrera no puedo date pero un oficio, si quieres aprendelo, pos aprende lo mismo que ha hecho tu hermano.
- Pos sí padre voy a salir por ahí a correr mundo a ver lo que hay.
Se hinca de rodillas, le echa el padre la bendición, pilla el hatillo, se lo hecha a cuestas y ale que te anda, anda que andarás. Y se encuentra con un cazador.
- ¡Dios guarde a usté!
- Adiós mancebo. ¿Adónde vas?
- Mire usté, que soy mayor de edad y voy buscando un oficio pa poder vivir. Porque tenemos tierras, pero somos tres hermanos y no da pa tos y hay que vivir la vida.
- Bueno hombre yo te voy a enseñar a cazador y cosa que tú pongas el ojo, eso es tuyo.
En fin, se lo llevó con él y estuvo enseñándole. Y en una de las pruebas, conforme iban andando le dice:
- ¿Ves aquella yegua que hay allí con un potrillo?
La yegua escasamente se veía, ¡tenía una vista lince que ya verás!
- Pos un mosquillo que le está picando en una oreja, ya verás tú como cae el mosquillo.
Conque agarra el tío la escopeta ¡pim! le pega un tiro y mató el mosquillo. Y conforme siguieron en las cacerías pos lo mismo hizo él. Y cuando ya vio que lo hacía lo mismo le dice:
- Mira mancebo ya has terminao el aprendizaje. Ya eres un hombre útil pa la sociedad pa poder vivir por tu cuenta. Ya te puedes ir a tu casa.
Pues llega a la casa y llevaba una escopeta que le había dao el maestro que había tenío. Y una perdiz que salía ¡pum! la perdiz... una liebre, un conejo, un gamo, lo que hubiera, ande él ponía el ojo aquello no tenía jechura, aquello era pa él.
Pos ya vivían mejor en la casa, querían carne pos salía, hacía un sabaneillo y ale p’alante, a la cocina. Pasa el tiempo y ya el menor, que era Juanico, le dice el padre:
- Mira Juanico, hijo mío, ya te digo lo mismo que a lo de tus hermanos. Tú no puedes estudiar una carrera y lo que tienes que hacer es salir como tus hermanos y a ver si eres aprovechao y lo haces bien hecho y aprendes un oficio.
Conque sale anda que te anda, anda que andarás y llega a un pueblo y se para delante una puerta que hay un tío cortando con unas tijeras. Pos un sastre.
- ¿Dónde vas mancebo?
- Pos mire usté, que voy en busca de trabajo a ver si aprendo un oficio, porque mi padre... somos agricultores y no hay dinero pa estudiar una carrera.
- Pos tú si quieres enseñate a sastre yo te enseño.
- Pos sí, un oficio bien bonico que es, porque vestise hay que vestise.
- Bueno, pos entonces pasa.
Se quedó con él, estuvo una temporá. Empezó por coser ojales, las punterillas... en fin, lo propio de los oficios hasta que lo puso pa enseñalo a cortar. ¡Y si el sastre era un sastre bueno pues el discípulo no le iba a la zaga, buen sastre salió también! Conque le dice:
- Bueno hombre ya has terminao tu aprendizaje, ya puedes hacer tus trajes. Mira toma esta aguja y coserás con ella to que haya que coser. ¡Aquí no hay na que se resista, mira por ella!
Conque pilla su aguja, la guarda bien guardaica y sale anda que anda, anda que andarás, a retroceder el camino que había andao. Y llega a su casa y le dice a la madre:
- Madre, compre usté tela que le voy hacer un traje pa cada uno.
Pilla su aguja ¡y ande van las máquinas ahora...! con la aguja hizo un traje de maravilla pa cada uno ¡vaya! una cosa no vista. Entonces en el pueblo pues:
- Pos na, el hijo de fulano que ha venío y que es sastre. ¡Y vaya... vaya un sastre, vaya trajes que hace!
Pos nada.
- Pos a mí me haces uno.
El otro:
- ¡A mí me haces otro!
Pues entre uno que se lo administraba con el plan del ladroneo, quitándole a los ladrones las cosas y to eso, el otro con su caza y el otro con su aguja pues estaban en la casa pos ya encantaicos de la vida, sin problemas. Echaban un rato por la mañana en la agricultura y luego ca uno a lo suyo y ale p’alante.
Y así pos pasa el tiempo y un día pos sienten mucho jaleo, mucho tocar tambores, pitos... mucho tamboreo, mucho tambor y venga y venga y venga tocar tambores, mucho jaleo.
- ¿Pos qué es?
- Pos na, un pregón que van echando.
Y venga tocar el tambor cataplam y venga cataplam tram tram traratam tam tam.
- ¿Y qué es, qué es?
Y to la gente por detrás.
- ¡Por orden de su majestá el rey se hace saber que ha venío un dragón y sa llevao a la princesa y va dispuesto a matala pa comesela! ¡Y aquel que la salve, si hay alguno que sea valiente y sea capaz de hacelo, se casará con ella!
Pos lo oyen los tres hermanos y dicen:
- ¡Nada, pos esta es la nuestra!
Llegan al palacio, los recibe el rey en audiencia y de contao pos nada, manos a la obra. El cazador pilla su escopeta, el ladrón pos ale con él, el sastre con su aguja, y salen los tres anda que te anda, anda que andarás, y van por to lo alto de esas sierras y to los desiertos, venga buscar, venga mirar a ver.
Y llegan a una cueva mu profunda que había y allí estaba el dragón y la princesa sentá pa cuando el dragón tuviera ganas pos na más que tirale la dentallá y empezar a comese a la princesa. La pobretica pues estaría, ¡pos ya verás tú, cagaica susto!
- Cuando se despierte este, pilla y me devora.
Conque pillan el camino, ya con mucho sigilo, y dice Miguel:
- A ese le robo yo. El dragón puede ser como quiera pero a la princesa, a esa me la llevo yo.
Conque va pum pum pum pum llega ande estaba el dragón, agarra a la princesa, se la quita y el dragón pos na, ni menease. Conque se la llevan y se montan en un barco pa ir en busca del palacio.
Y a esto que el dragón dispierta y ya dispierta con hambre y va a comese a la princesa y ve que no está.
- ¡Ay, me han quitao mi comida! Ahora me como a la princesa y me como a los que haigan venío también. ¡Esos son tos pa mí!
Conque sale el dragón volando, vuela que te vuela, mu alto pa ver, venga dar vueltas, venga planear y venga planear... y ve el barco y la alegría y el jolgorio que va en la cubierta de verse la princesa sana y salva.
- Ahora me los como.
Conforme estaban en la fiesta la sombra del dragón al planear daba en el barco y lo ven.
- ¡Ay que nos persiguen!
Y ven que viene el dragón con sus siete cabezas.
- ¡Pos hasta el barco se pierde!
Conque entonces va el cazaor y hace ¡pim! le pega un trabucazo al dragón y lo mató y entonces el dragón cae ¡cataplum! de plano en lo alto el barco y lo hizo peazos.
Y ya tos se ajogaban... Conque entonces va Juanillo, saca su aguja de coser, se lía a agarrar tablas allí en el mar, una por aquí, otra por allí, esta tabla que si a este lao, esta la del otro... venga... y tos nadando y dándole ca pieza de su sitio.
Total que armó el barco en un instante, lo cosió y al dragón lo amarraron. Conque ya llegaron al puerto, ya desembarcaron y avisan a palacio. Vinieron to los palaciegos y los reyes, el rey y la reina, y tos mucha alegría, mucho contento y ya cogieron el dragón, lo disecaron pa tenelo de recuerdo y entonces ya como estaban tos reuníos dice el rey:
- Bueno pues vosotros habéis cumplío con el plan de haber traío a la princesa, pues yo voy a cumplir mi palabra de que sus tenéis que casar con la princesa, pero ¿los tres cómo os vais a casar con ella? Como los tres no puede ser, ¡si ella quiere casase con alguno y vosotros sois conformes...! Pos yo lo que sí voy hacer es que uno va a ser conde, otro va a ser duque y otro marqués.
De modo que el mayor fue conde, el del medio fue duque, Juanico fue el marqués y a la princesa le gustó Juanico y ya se casó con él y vivieron felices, comieron perdices y una mijica de alcaravea pa que te lo creas.

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