viernes, 10 de agosto de 2007

¡PECECITO, PECECITO, UNA COSA NECESITO!

Una vez había un matrimonio y él era pescador. Y vivían de la pesca que hacía to los días él, una veces más, pos más; otras veces más raías, unas veces le sobraba dinero, otras tenía bastante pa hacer el día, unas le faltaba y otras le sobraba... Los avatares de la vida... según.
Él to los días iba a su sitio, al mismo sitio a pescar y pescaba un par de buenos besugos, un puñao de sardinas... Y el hombre venía sacando p’al gastico diario de la casa y un día tira el anzuelo, pasa el rato y no pilla na. Y venga rato y no pilla na, y dice:
- Señor, ¿qué va a hacer hoy mi mujer?... ¡Que está la cosa achuchá y paece que cuando está la cosa peor es cuando se luce el destino con uno, mecache en la mar! ¡Hay que ver como está la vida! Y no he pillao ni una mala morralla... ¡Hay que ver el día que llevo! ¿Y ya que hago aquí?
Pero conforme está así siente un tirón mu fuerte.
- ¡Ya he pillao algo!
Tira y salió un besugo más hermoso, ¡que daba ansia de velo! De que vio aquél besugo tan hermoso colgando dice:
- ¡Gracias a Dios! Con esto tengo yo un día bueno, comemos y sobra.
Conque lo saca, le echa mano pa echalo al cacharro y dice el besugo:
- No me mates.
- ¡Que no te mate!... ¡Si estamos lampando, rabiando por echarte a la sartén! ¡Digo... que no te mate! Anda que vamos a tardar en comer.
- Por lo que tú más quieras no me mates, tú échame al agua y cuando te haga falta cualquier cosa tú me llamas yo vengo a sacate del apuro que sea.
- ¿Y cómo te voy a llamar, gracioso? ¡Digo echate al agua, pos no vales tú mucho!
- Mira tú no tienes que decir na más que “Besuguito, besuguito, una cosa necesito” y tú vete tranquilo que yo vengo y te hago el deseo que tú quieras, pa mí no hay na imposible.
Tanto y tanto decile el besugo que ya empezó a dudar.
- ¡Caramba y si fuera verdá! ¡Por probar! ¿Quién no prueba a ver? Y si no a otra vez puede caer y entonces sí que sí y que me diga algo entonces si le corto... hasta el rabo.
Conque le dice:
- Mira te voy a dejar pero como no te portes bien si otra vez caes, porque yo vengo aquí to los días... No eches por aquí, como eches por este camino ya sabes lo que te pasa...
- Tú estate tranquilo que yo vengo y te soluciono el problema que sea.
Conque lo echa al agua y pilla su caña y sus apechusques y le dice la mujer:
- ¿Qué traes?
- ¡Quita mujer, no traigo na! He echao una mala mañana y ya pa venime he pillao un besugo ¡vaya besugo hermoso!
- ¿Pos no dices que no has pillao na? El besugo...
- Si es que ha pasao esto y el besugo lo echao al agua otra vez.
- ¡Hombre, que haigas tenío tú esos calzones de echar ese besugo al agua cuando teníamos el problema resuelto y hubiera vendio yo unas tajás aquí a las vecinas! ¡Hubiéramos tenío pa comer nosotros, hubiéramos vendío y quizá hubiéramos salao algunas tajaicas!
- Mira ya lo he hecho, qué quieres que te diga.
- ¡Claro tú como no tienes problema ninguno! ¡Tú no tienes que poner la mesa, tú no tienes que hacer esto, tú no tienes que hacer lo otro! ¡Yo tengo que hacelo to! Tú con salir a pescar pos ya está y has pescao has hecho bien y si no has pescao pues aquí me tienes y yo soy la que tengo que dar la cara pa to... ¡Vaya, vaya, vaya... que no se te ocurra otra! ¡Como se te ocurra otra d’esas vamos a tener un dijusto!
- Bueno mujer, ¡válgame Dios! Si el animalito me lo pidió.
- ¡Bueno hombre, bueno... ya que las hecho que vamos hacer!
Pos ya ella preparó la mujer, la pobre, lo que pudo, hicieron el agosto del día y a otro día pos a pescar. Y sacó una pesca mu bonica.
- Vaya mujer ¿ves tú? El mal este de ayer lo vamos a desquitar bien con hoy... Fíjate que día más hermoso, que pila de pescao traigo.
Tenía una pila de pescaillo to mu vendible y mu bueno...
- Pos sí, sí, tas portao... has echao buena mañana.
Total que ya las lágrimas de ayer eran las buenas lágrimas de hoy. Ya estaban allí los vecinos y to a comprale pescao, encantaos de la vida. Pasa así muchos días y dice ella un día:
- ¡Ay que ver, desde que te pasó eso con el pez no le hemos pedío na y está mu bien, responde la pesca mejor que antes, se ve que ese pez tiene algún poder o lo que sea porque es que paece que tenemos bendición desde entonces! ¿Sabes tú lo que vas a hacer? Le vas a decir que quiero ser baronesa.
- Pero mujer, tú no estás bien de la cabeza.
- Pos sí mira porque yo... gracias a Dios estamos jarticos de comer, ¿por qué no ser yo como la baronesa tal, que mírala como va con su abanico haciéndose aire, con sus doncellas y to...?. Pos yo quiero ser baronesa ¡vaya! ¿No le hemos pedío na? Pos ves y pídele eso pa mí.
Conque sale el pescador pom pom pom llega a la orilla el agua y dice:
- ¡Pececito, pececito, una cosa necesito!
Y sale el pez.
- ¿Qué?
- Pos mira yo... ¿qué quieres que te diga? Yo estoy mu agustico, yo estoy mu bien, yo estoy mu contento... pero mi mujer dice que quiere ser baronesa.
- Vete que ya lo es.
Conque llega él a su casa... ¡Cucha! Había cambiao la casa como de la noche al día. Su mujer allí ya baronesa con sus buenos abanicos de plumas haciéndose aire, una pila de doncellas, gente entrando... Y como él no había pedío na pa él pos el pobretico estaba allí pos lo mismo que to el día. Pero la mujer con sus buenos zapatos, su buen vestío... pos ya ella más aire tavía.
Y así pasa una temporá, ella iba a este sitio de compras, iba al otro... p’arriba, p’abajo, con su título de baronesa y sus dineros, que el pobretico no dejaba de apechugar ¿no? Y pasa mucho tiempo y dice ella:
- ¡Ay que ver!
- ¡Vamos a ver por dónde vas a salir ahora!
- ¡Pos na, que me cansao de ser baronesa! Hay otra categoría más que es ser marquesa, que es más que baronesa. Yo quiero ser marquesa.
- ¡Válgame Dios! ¡Como hemos estao siempre y mira cómo estás! Si da encanto, eres la reina ¿pa qué quieres ser más?
- ¡Pos yo quiero ser más, yo quiero tener más categoría! Que mira la marquesa de tal...
- Pos bueno, pos nada...
- ¡Y como no vayas sepas que te saco los ojos!
- ¡Blotas! No te pongas así, no te pongas así mujer...
Pilla el camino, llega a la orilla el agua otra vez y estaba el agua con una mijilla de oleaje.
- ¡Besuguito, besuguito, una cosa necesito!
Y sale el besugo.
- ¿Qué quieres?
- Na hombre, yo no quiero na, yo estoy bien. Es mi mujer que dice que sa cansao de ser baronesa y que ahora quiere ser marquesa que es más categoría.
- ¡Pos sí, vete que ya lo es!
Pos llega a la casa y si bien estaba la mujer cuando salió pos excuso decite cuando entró. Más pajes, abanicos más grandes... mucho lujo por aquí, mucho por allí, señora por aquí, señora marquesa por allí, la señora tiene visita... En fin, ella, ya verás, bien pavoneá allí, andando, dirigiendo, ordenando...
- ¿Qué estás contenta?
- ¡Sí, sí, sí... eso es lo que yo quería, eso es lo que yo quería...!
- ¡Menos mal! Ya vivimos así los cuatro días que nos quedan y ya no te metas en más líos.
- ¿Yo? Yo no, yo lo tengo to resuelto porque con mandate a ti... El besugo nos lo hace pos ya está. Pero que ahora no quiero na, estamos mu agustico.
De modo que así siguieron. El se iba tos los días a su puestecico a pescar, a su sitio, pescaba, vendía el pescao... y ella na más que sus saraos, sus diversiones, sus cosas, con sus buenas relaciones que tenía, sus buenas amistades... Y pasa el tiempo y le dice un día:
- Fulano ¿no sabes una cosa?
- Pos tú dirás mujer... ¿no será algo de interés no? De lo corriente pos ya ves como estamos, tienes tos tus gustos... Nos falta tener hijos que no los tenemos. Dios no nos lo ha dao, pero en fin, agustico sí vamos a terminar la vida.
- Pos no. ¿Sabes lo que he pensao? Que me jartao de ser marquesa y la duquesa es más categoría, yo quiero ser duquesa.
- Mira apáñate con ser marquesa... has sío baronesa, ahora marquesa, ya... ¡válgame Dios!...
- No. ¡Tienes que ir, que lo sepas es que tienes que ir a que el besugo me haga a mí duquesa!
- ¡Pero válgame Dios, mujer, parece mentira...! ¡Si vivimos a gusto!
Vivía siempre muy sencillo, con su ropilla de pescaero, sus atriles... pa él no pedía na.
- ¡Pos mira, como no vayas, ni te acuestas esta noche en la cama, vaya! ¡Y si te acuestas te saco los ojos, que no, que no te quiero ver ni a mi lao! ¡Como no sea yo duquesa es que ni vas a venir por aquí!
- ¡Válgame Dios, mujer, válgame Dios! ¡Serás duquesa, qué vamos a hacer!
Conque sale y ya en vez de la mar estar levantailla hacía unas olas, hacía ca ola que se meaba la perra. Se pone allí:
- Señor ¿y esto quién lo resiste? ¿Ahí cómo va a salir el besugo? ¡Ni veinte besugos que se volviera! ¿Cómo va a salir el besugo ahí? Sino puede ser, si el mar lo está haciendo to peazos, ¿cómo va a salir el animalico?
Y más fuertes las olas, un oleaje que imponía y ya en una ola mu grandísima que vino, escasamente se veía la cabeza del besugo. Y le dice:
- ¿Qué quieres?
- Mi mujer que sa cansao de ser marquesa y quiere ser duquesa y ser reina, quiere mandar a to los títulos que hay.
- Toma.
Y le echó un garrote de almendro que daba encanto y al echale el garrote se perdió el oleaje, se perdió el besugo y se perdió to, allí no quedó na más que el garrote pelao.
- Con esto m’a dejao la medicina que necesita ella.
Conque va, llega a la casa y la ve que han perdío el marquesao y toíco y la casa está como estaba a lo primero. Y ella estaba... había estao disfrutando y divirtiéndose tanto y se encontró así y le dice:
- ¡Anda, mira como mas dejao! ¿Lo ves?
- Mujer, si te hubieras apañao con ser baronesa, pues hubieras sío baronesa. Luego has sío marquesa, luego has querío ser duquesa... Y ahora ¿qué querías? ¿Es que quería ser como la Virgen, mandar en to el orbe? Tú querías eso, buscabas ese camino.
- ¡Pos sí, porque tienes que ir y como no vayas...! ¡Pilla otra vez el camino y ve al mar y que me ponga el besugo la mismo que estaba y si no que sepas que es que te saco los ojos! ¡A mí no te arrimes, ni vengas más ni portes por la casa!
Y entonces agarra el garrote y dice:
- ¿Quieres que vaya al mar?
- Sí.
¡Pum! Un garrotazo a las costillas.
- ¿Quieres que vaya al mar?
- Sí.
Otro garrotazo al cocorote. Total que le metío cinco o seis garrotazos.
- ¿Quieres que vaya a ver al besugo?
- ¡No, no... yo lo que quiero es que vayas como antes, si puedes pescar algo, y sigamos nuestra vida!
Y entonces ya dejó el garrote y ella al decir que no quería más na ni na, mas que seguir, lo mismo que antes, pos se perdió el garrote, se volatizó. Y ella se queó tan agustico y él siguió el pobretico su misma racha de pescaura.

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