viernes, 10 de agosto de 2007

EL HIJO DEL DIABLO

Una vez había un matrimonio que vivían mu agustico, vivían mu bien pero to la ilusión d’ellos era que el Señor les diera un hijo. Y pasa el tiempo y la cigüeña nada; pasa otro año y la cigüeña nada; pasa otro año y la cigüeña no resultaba. Y el diablo cuando no va gente a su tienda a comprar tiene que salir a la calle a hacer propaganda ¿no? Pues sale el diablo a dar una vuelta por el mundo a ver lo que encontraba y pasa por donde había uno que le está diciendo a otro:
- ¡Mal diablo venga y te lleve!
Y ya el diablo no quiere metese:
- No eso no lo dice de buena fe.
Así fue de un sitio a otro dando tumbos y llega donde había una madre que tenía un niño chiquitico en la mano y le dice, d’estas cosas que se dicen muchas veces de verdá, de fe, aunque estén mal dichas:
- ¡Mal demonio venga y te lleve!
Y dice el diablo:
- Pos se las dicho de fe, de verdá, ese es mío.
Y cogió el diablo y se lo llevó, la dejó sin el niño. Y salta el diablo y dice:
- Y aquí lo tengo yo. Esto no puede ir al infierno... mientras no sea grande y haga cosas mal hechas no puedo llevalo allí. ¿Y aquí ande lo llevo?
Pasa por la puerta del matrimonio que querían tener un hijo y dice:
- ¡Cucha! Pos aquí hay un matrimonio que están rabiando.
Porque los diablos lo saben to, pa malo, mientras que los ángeles lo saben pa bueno, pero saben tos lo mismo.
- Pos este aquí se lo dejo.
Conque llega y toca.
- Tom tom.
- ¿Quién?
Y se presenta un caballero con su terno, su corbata, sus zapatos y con aquél niño tan hermoso en las manos.
- Pos mire usté que me hecho cargo de este niño y voy a dejáselo a ustedes pa que me lo críen porque yo tengo mis negocios por ahí y tengo que andar mucho de una parte a la otra, corro el mundo en un instante, tan pronto estoy aquí como estoy en Francia, como estoy en Alemania, como estoy en la China... En fin, mi vida es na más que de viajante y el niño pos no puedo yo llevalo conmigo. Ustedes no tengan regomello que ahí el primer día del mes tienen ustedes la paga del niño, ¿cuanto vale criar al niño?
- Pos tos los meses veinte reales.
- Pos sí, ahí van treinta y esa misma cantidá tendrá usté todos los meses.
Pos pasa el tiempo y ya el niño más bonico y más grande y andando p’acá y p’allá y la gracia de Dios. Pero llegaba el mes y siempre entre los pañales del niño siempre estaba la paga. Ahí no se veía nadie, ni iba nadie a preguntar por el niño ni na. Llegaba el mes y allí estaban sus cuartos. Y un día pos ella, cuando ya el niño tenía seis o siete añillos, dice:
- Pues esto... que todavía no he visto yo al señor que me dejó el niño. Ese señor todavía no ha hablao conmigo, yo tengo que.... Voy a consultalo con el señor cura.
Conque le explica el caso al cura y dice:
- Mira, vas a hacer una cosa. Cuando llegue el día de cumplir el mes, que tú sacas el dinero, vas a hacer una cruz. Vas a partir una o dos docenas de güevos y haces una cruz dentro la chimenea con la lumbre por delante.
Y en el fuego de la chimenea hizo la cruz con los güevos y tos bocarriba puestos. Conque llega el diablo, que entraba por la chimenea a poner el dinero, y al ver la cruz dice:
- ¡En mi vida he visto tanto caldero y tan poca agua...!
¡Pum! pegó un estallío y se perdió ya pa siempre. Y ya se salvó el niño ya de cuando fuera grande de seguir en las garras del diablo.

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