viernes, 10 de agosto de 2007

Presentación: LOLA CRIADO

Hace mucho tiempo, casi tanto que comenzaba el siglo, nació, en el piropo de La Alpujarra llamado Dalías, Frasquito. Su segundo apellido, Bullón, tan poco corriente en la zona, hizo que su nombre quedara así: Frasquito Bullón.

Su infancia era la infancia de la época: mucha calle, animalillos, algunos y escasos juguetes y trabajo, mucho trabajo; cuidando cabras, recogiendo almendras y, por último, la fragua.

La fragua marcó su vida, desde los 9 a los 65 años vivió por y para la fragua. El carbón, el hierro, el yunque y el marro, y las pequeñas herramientas del trabajo en La Alpujarra.

Conoció la guerra y ni la quiso ni la recordó. Fue para él, el pasaje malo de un cuento.

Desde que nació vivió rodeado de gentes pacíficas y tranquilas como todos los alpujarreños. Sus horas estaban llenas de cuentos y leyendas. Su madre, lectora autodidacta e infatigable, le contaba, junto con sus tías, muchísimas historias de tradición oral. Su trabajo en la fragua hizo que siguiera conociendo historias, chascarrillos, cuentos, ya que con el auge de la uva se llenó Dalías de gentes de La Alpujarra. Frasquito, en su taller artesanal, oía, entre golpes de marro y ruido de fuelles, historias de otros lugares. Y todas las iba archivando en una memoria prodigiosa.

Le contó los cuentos a sus hijos y a sus vecinos en las noches de verano tomando el fresco y en el invierno al amor de la chimenea, a sus nietos, en los en los largos días de su vejez, siendo y sintiéndose útil y sabio, como los viejos de todos los cuentos y anteriores culturas.

Hoy, continuará entreteniendo con sus chascarrillos a las legiones de bienaventurados, sin hacerse notar demasiado, pero con la frescura de lo auténtico, del pueblo.

Y me tiembla la mano cuando recuerdo su filosofía, su vivir.“Ca uno es ca uno y todos somos hijos de las circunstancias.”

Y recuerdo con orgullo, como se le recuerda por las personas que le conocieron: Un buen hombre.

Su vida, como la mayoría de sus cuentos, también tuvo su final, y entendemos que fue un final feliz, rodeado por su familia y sus vecinos, querido y respetado por todos, sin sufrir ni haciendo sufrir.

Y dejándonos la esperanza de que, algún día, volveremos a oírle.¡Cuantas historias nos tendrá preparadas!

Ahora disfruta de sus cuentos, de su lenguaje sencillo, de su popular retórica y verás como te identificas con un acervo cultural, que por desgracia, tiende a desaparecer.

No hay comentarios: