viernes, 10 de agosto de 2007

LAS TRES GUARDIAS DE ROBERTO

En un pueblecito andaluz había un matrimonio que tenían un hijo y se llamaba Roberto. Eran agricultores. Pasa el tiempo y Roberto va a la mili y en la mili ya sabes tú lo que pasa... había uno en la compañía que le llamaban Bocazas porque tenía una boca mu grande, le cabía un pan, y estaba allí de voluntario. Y llega Roberto a la compañía y lo primero que se encuentra pos al Bocazas. El Bocazas le dice... en fin, estuvieron hablando.
- ¡Vente conmigo!
Le puso allá sus cosas en una taquilla... en fin, se arreglaron y ya pos se hicieron amigos.
- Tú no te preocupes que yo te iré informando ya sobre las cosas aquí, sobre las cosas que pasan siempre con los quintos. Yo estaré contigo.
Total, se hicieron tan buenos amigos que no se separaban. Ya pasa el tiempo, juran bandera, y ca vez que tocaban pa salir de paseo pos no iban el uno sin el otro. El Bocazas no iba sin Roberto y Roberto no iba sin Bocazas. Y le toca una guardia en una garita que había excusá a Roberto. Y va y le dice el Bocazas:
- ¡Roberto esa guardia la hago yo!
- ¿Por qué?
- Porque mira... Ahí to el que va muere. Hoy le ponen guardia y por la mañana se lo traen muerto.
- No, a mí m’ha tocao y esa guardia la hago yo.
Ya estuvieron comentando que si había muerto fulano, que si había muerto zutano... en fin, que aquello era un desastre. Guardia que iba allá guardia que moría. Y entonces el Bocazas dice:
- Mira... Tú tienes tus padres, tenéis vuestras tierras, tú eres los brazos de tus padres ¿no?... tenéis vuestras tierras y así no tiene que meter a nadie... Vosotros os lleváis bien. Yo no tengo a nadie, no tengo familia... Y na, pos yo... aunque me maten a mí, pues....
- No. Que m’ha tocao a mí y esa la hago yo.
Conque, nada, llega la noche, esa guardia era al que le tocaba toa la noche ¿no? ir por la noche y acabar a la mañana siguiente. Va Roberto y coge sus apechusques y llega a la garita y en vez de ponese con su fusil se quitó el traje, lo rellenó de tomizas, cuerdas de cáñamo... la cuestión es que lo rellenó con to lo que pilló y lo puso metío dentro de la garita como si estuviera haciendo el servicio. Y él se puso en el techo de la garita.
A esto ya de la medianoche siente un grito y un jaleo... Aquella garita estaba en una ermita y siente dentro la ermita una pila jaleo, venga jaleo.
- ¿Pos qué será eso?
A esto que sale... sale una leona dando bufíos con las orejas tiesas...
- Auuuuggg... Auuuuuggg...
Y llega donde estaba el centinela.
- ¡Auuuggggg...!
Y le tiró una centella que lo hizo peazos. Y dice la leona:
- ¿Quién quiere ganao? ¿Qué darán de comer? Mi padre a la fuerza... que vaya uno con una cosa rara que tiene en las tripas.
Conque pilla el camino la leona al decir eso y da unas trabaletas y ¡pum! y se fue. Ya él se bajó, cogió su ropa...
- ¡Blotas, que buenos colmillos tiene la leona esta, si me pilla me hace papilla!
Se puso la ropa, escuadrajá pero se la puso, y llegan por la mañana, la costumbre de tos, pos a lleváselo y de que lo ven vivo pos tos se quearon haciendo cruces, se quearon tos embobaos.
Pero Bocazas abrió la boca tanto que una maza mu grande que tenían allí pa machacar las albardías se la tragó. Se le atravesó y no podía ni p’atrás ni p’alante. Entonces buscaron un sacacorchos mu grande, le pusieron el sacacorchos y le pusieron el pie en el pescuezo, tiraron y ya pos le sacaron la maza.
Ya tos mu contentos allí, el oficial de guardia felicitándolo y ya entonces le dan novedad al capitán de cuartel, el capitán de cuartel al jefe día, en fin... las cosas reglamentarias, del uno al otro y entonces viene el rey y lo llama y le dice:
- Mira Roberto, esto es que mi hija está allí encantá y mientras no se pasen tres noches, que haga esto, no se desencanta.
Conforme estaba metía en la ermita destaparon el ataúd y estaba allí encantá... muerta, dormía. Y tenía que ser tres noches y la primera noche no tenía que saber na, tenía que ser una cosa que saliera del individuo, como le salió a Roberto al hacer el monigote.
Pos ya claro, como ya lo sabían tos, deseando que viniera la noche y que viniera la mañana. Y llega la noche y ya había hecho un pelele de otra manera, lo pone, se sube otra vez a lo alto, al techo la garita y a la media noche se forma un ruío, ¡qué ruío hizo la leona, en la virgen! Venga ruío y venga ruío por tos laos y venga jaleo.
- ¿Esto qué es?
Y sale un águila imponente, un águila imperial d’esas que traspasaba el mundo, y se lía con los ganchos que tenía venga tirale tarascás y venga tarascás y venga tarascás... Total que hizo el muñeco entero peazos. Y dice:
- ¿Y es que mi padre no les dará cosa de que tengan sangre? Eso de que no tengan sangre en el cuerpo... ¡Vaya vida que les da mi padre!
Decía ella en forma de águila. Conque cuando se jartó de dale zamporreos al muñeco pilla el camino y se fue. Entonces ya se baja él pero allí se puso ya... ¡ca roal de andrajos que no servían pa na! Entonces ya vinieron, le dieron ropa nueva y ya pasó la segunda noche.
Conque ya pasaron el día tan a gusto, ya este Bocazas ¡uh! con Roberto ¡vaya! no le quitaba ojo de encima... El pobretico estaba mu contento el Bocazas de que a su amigo no le hubiera pasao naíca y fuera en aumento el aprecio que le tenía.
Pos pasa el día y llega la tercer noche y visten otro muñeco, lo ponen allí y a la medianoche ¡la que se lió otra vez! Venga jaleo por aquí, venga jaleo por allí... pero ya se formaban unos retumbíos que se caía la garita y la ermita y to se caía abajo. Y unos cascabeleos, unos cascabeleos en el suelo... y es que se había convertío en una serpiente de cascabel.
Y a esto ¡pum! asoma por la puerta de la garita... y si destrozos hizo el primero y el segundo, se lió la serpiente al muñeco y venga dale vueltas y venga dale vueltas y venga apretar el anillo y venga apretar el anillo y venga dar dentellás... y si casi sin jarapeto los dejó en la primera y la segunda, en la tercera peor todavía.
Y cuando ya se jartó de dar manotazos, de tirale bocaos y apretale los anillos, lo dejó, pilló el camino y se fue. Y entonces vino el rey, ya tenía que venir el padre ¿no? ya por la mañana y ya to el destacamento con Roberto a la cabeza y formao a la garita. Llegan a la garita y él tenía que decile:
- Margarita, Margarita,
levántate Margarita.
No te conviertas más en leona,
en águila ni serpiente,
porque tú eres una mujer linda
y eso no está decente.
Conque entonces pillan el camino, llegan tos allí y, ya bien instruío, se pone a la cabeza del sarcófago:
- Margarita, Margarita,
levántate Margarita.
No te conviertas más en leona,
en águila ni serpiente,
porque tú eres una mujer linda
y eso no está decente.
Y entonces ella abrió los ojos, se despertó... Entonces él le dio la mano, se sentó y ya se bajó del ataúd, le dio un beso en la frente delante de tos y allí perdió el encanto. Y entonces ya el rey, en vista d’eso, los casaron. Y él hizo al Bocazas Archipámpano de Caballería y ya vivieron felices y comieron perdices y lo que quea pos pa ti ¿no?

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